lunes, 29 de octubre de 2012

Las ciudades del mañana


La necesidad de ganar espacio es lo que impulsa algunos proyectos de nuevas ciudades. Es el caso de Amfora,  la propuesta del estudio de arquitectura Zwarts & Jansma y el grupo constructor Strukton para la ciudad de Ámsterdam. Se trata de una construcción subterránea bajo los canales, que serían desecados en algunas zonas. La construcción se dedicaría a aparcamientos, zonas deportivas y de ocio, etc., y permitiría descongestionar la ciudad en superficie.







Hydrogenase es un diseño del arquitecto belga Vincent Callebaut. Se trata de unas estructuras de unos 400 metros de altura, con cuatro zonas diferenciadas dedicadas respectivamente a viviendas, oficinas, laboratorios de investigación y entretenimiento. La estructura obtendría la energía por medio de bio-hidrógeno, obtenido a partir de granjas de algas, células fotovoltaicas inflables e hidro-turbinas se encargarían de obtener energía de las corrientes marinas. El proyecto está pensado para desarrollarlo en las proximidades de Shanghai, en el mar. La tecnología necesaria para desarrollar el proyecto está disponible hoy en día, aunque los costes lo hacen inviable.









También de Vincent Callebaut es el proyecto de la Ecópolis o Lilypad, una ciudad flotante y móvil que utilizaría energía solar, eólica y del mar y que está pensada para no generar residuos. Cada célula flotante podría acoger en torno a 50.000 habitantes y contaría con terrenos de cultivo propios.








Otro proyecto ecológico y por tanto basado en la autosostenibilidad energética y el bajo impacto medioambiental es The Venus Project. El autor es el americano Jacque Fresco y su equipo. Sus propuestas implican no solo la construcción de ciudades autosostenibles sino también una reestructuración social de forma que se pueda vivir en un marco en el que ya no sea necesario el dinero porque todos los bienes y servicios estén disponibles libremente para todo el mundo.






Gwanggyo Power Center está desarrollado por un consorcio encabezado por Daewoo y diseñado por el estudio MVRDV de Ámsterdam para ser construido en Seul (Corea del Sur). Se trata de una ciudad capaz de autoabastecerse y mantener un desarrollo sostenible con capacidad para más de 75.000 habitantes. 








El cambio climático y la posibilidad de que el nivel del mar suba e inunde grandes porciones de tierra es lo que ha inspirado numerosos proyectos. Uno de ellos es Pearl River City, de Jonathan D. Salomon, que intenta dar respuesta a este problema con la construcción de una ciudad flotante unida a tierra firma por medio de autopistas.




La superpoblación y la demanda de recursos naturales, es lo que ha llevado a centrar el interés en territorios considerados hasta ahora inhóspitos. Son proyectos conocidos como The New North. Algunos, como los presentados al concurso Bering Strait Competition, dejan abiertas posibilidades como la de crear una infraestructura capaz de unir Rusia y Estados Unidos, fabricar islas mediante la utilización de hielo o transformar un glaciar en una ciudad flotante.






El proyecto del arquitecto ruso Victor Kirillow, por el contrario, se desarrolla en vertical y parte de la base de que el actual crecimiento en horizontal de las ciudades genera demasiados residuos y necesita demasiados recursos para abastecerse. En el proyecto ruso, denominado Sky City cada planta es una pequeña ciudad completa, con jardines, comercios, lugares de ocio, etc, que haría innecesario a sus habitantes abandonar su propio nivel.




Otro proyecto para vivir en las alturas es Sky Terra, un diseño que se presento al concurso eVolo Skyscraper 2009. Se basa en la creación de grandes terrazas construidas en altura y en las que se alojarían parques, piscinas y espacios comunes. Es un proyecto vistoso pero que carece, como en los otros casos, de posibles beneficios









Wetropolis, de la firma S + PBA, es una ciudad flotante, una red de hogares conectados por pasarelas y caminos, construida sobre un bosque de manglares típicos de la región de Bangkok, para la que se ha creado el diseño. Esta ciudad flotante no solo permitiría a Bangkok vivir con las inundaciones naturales del entorno, sino que además iría filtrando el agua, actualmente contaminada, suministraría oxígeno, serviría de sistema de refrigeración y permitiría los cultivos de una forma sostenible.


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